martes, 20 de enero de 2015

Mi mas resciente libro "A Quien Ama Las Emociones". Reseña Editorial.


Reseña editorial:


El ensayista y poeta panameño Jorge Morales – Franceschi hace una incursión en el género cuentos con la obra “A Quien Ama las Emociones”. Se trata de cinco historias: “la ultima misión”; “un cielo sin sol, un cuerpo sin corazón”; “SINEMOTUS”; “el escritor que no conocía el amor” y “mis amores, las prostitutas”.
“La última misión”: ambientada en un país ficticio de Centroamérica, un ex militar que esta por iniciar una nueva vida junto a su esposa y su madre, hasta que un suceso trágico trunca por completo sus sueños y lo obliga a volver al pasado que alguna vez creyó haber dejado atrás.

En “un cielo sin sol, un cuerpo sin corazón”: Jimena tiene una vida perfecta hasta que la muerte de sus padres le arrebata por completo la felicidad, mas ahora no tiene tiempo para pensar en ella, su hermano ha sido diagnosticado con una terrible enfermedad y debe luchar para salvarlo; pese a las adversidades que enfrenta.
En “el escritor que no conocía el amor”: un escritor famoso se encuentra sumergido en la depresión, en busca del amor que dejó pasar.

Sinemotus: ambientada en un Panamá futurista, nos narra la historia de Jonathan, un ingeniero civil que busca superar la ruptura con su novia paralelamente nos muestra el futuro de una sociedad panameña que mas que distópica, es nihilista y represora de emociones.

En “mis amores, las prostitutas”, Un estudiante universitario se enamora de una muchacha sin saber que esta oculta un terrible secreto.

En general, con una prosa sencilla y a la vez elegante, “A Quien Ama Las Emociones” es una dura critica a la sociedad y al sistema en decadencia.
  

domingo, 4 de enero de 2015


Los males que aquejan a nuestras instituciones públicas. 


Con la llegada del Ingeniero Juan Carlos Varela a la presidencia de la república de Panamá en julio del 2014, han venido saliendo a la luz diversos casos de corrupción durante la pasada administración, mucha gente se ha quedado atónita al ver los grandes desfalcos que se hicieron a las arcas del Estado, naturalmente por que los medios de comunicación se hicieron eco de tal noticia. La verdad, la corrupción es algo que siempre se ha dado en todos los gobiernos, algunos dirán que la diferencia radica en que durante la administración de Ricardo Martinelli se sobrepasaron los limites; que sean las autoridades pertinentes las encargadas de juzgar a quien haya que juzgar, si es que hubo delito alguno, el tema que en verdad me llama la atención es un poco más profundo.


Mi experiencia con las instituciones públicas.

Recuerdo hace ya varios años atrás que mi mama me mando a la farmacia de la caja de seguro social a buscar unos medicamentos que le habían recetado, era un día de enero, vacaciones de la escuela, no les voy a mentir, en verdad no fui con la mejor disposición, pues aquellos que han tenido la oportunidad de visitar alguna farmacia de la caja de seguro social, sabrán que la atención y dicha estadía no son de lo más amena. Llegue como a eso del mediodía, pensando que entre más temprano iba, más temprano podría salir. ¡Oh, cuan equivocado estaba! Me acerco a la ventanilla donde se entregan las recetas, allá me dan un papelito y me dicen que me siente a que me llamen, eso fue a las 12:38 pm. Para hacer la historia más corta, me llamaron (o mejor dicho llamaron el nombre de mi mamá) a las 5:52 pm. Imagínense el nivel de enojo, en mi etapa de adolescencia, estar allí toda la tarde, y aunque no lo crean; eso no me molesto para nada. Lo que me molesto fue al ver el cartucho que el farmaceuta me entrega, hay parte de los medicamentos, no obstante,  estoy claro que no son todos; pues la receta era bastante extensa y el cartucho estaba liviano. Noté un papel adentro, aquel papel decía “ENTREGA PENDIENTE”. Esperé casi 6 horas para que al final ni siquiera me entregaran todos los medicamentos que estaban en la receta.

Tuve la necesidad de visitar una estafeta de correos y telégrafos de la localidad, con el fin de obtener información, eran casi las once de la mañana, un cielo bastante despejado y una brisa casi veraniega, a pesar que eran finales de noviembre, recuerdo.

Dicha estafeta se encontraba vacía, de modo que me acerque a hacerle una pregunta a una muchacha que estaba detrás de un vidrio. Ella solo dijo que esperara. Yo no me moleste, a pesar que la estafeta estaba vacía, pensé que quizás estaba haciendo alguna otra cosa. El asunto fue que espere casi una hora, ¿cuál era mi pregunta? Simple, solo deseaba saber el costo de un apartado postal y si había alguno disponible.  Aquella joven, de unos 30 o 35 años tal vez, me puso a esperar una hora, para luego decirme que en efecto no hay y que el costo es $28.00. Quizás muchos de ustedes que me leen sabían eso, yo me encontraba ignorante hasta ese momento. Ahora bien, la muchacha no tenía absolutamente nada que hacer, simplemente me puso a esperar porque si, sin ninguna razón lógica; ¿qué culpa tiene el público que el funcionario de tal o cual institución no sepa hacer bien su trabajo?, o quizás si lo sabe hacer bien y simplemente no le da la gana porque pasa por un problema personal o económico.

Por otro lado, recientemente visite el ministerio de comercio e industrias; específicamente la dirección de derecho de autor, es allí donde se registran las obras literarias (copyright), me encontraba haciendo los trámites relacionados con mi más reciente libro. Llegue pasada las tres de la tarde al lugar, me atendió una señora bastante amable; incluso al ver la portada de mi libro reconoció más o menos el lugar (el caso antiguo, donde solía estar el famoso club de clases y tropas ) y el registro de mi libro solo tardo a lo mucho cinco minutos.
Como verán, la experiencia en una institución pública puede ser buena, o bien puede ser mala. Es importante no generalizar.

¿Cómo la corrupción termina por socavar la ética del funcionario público?

Es precisamente en este punto, digamos que ese funcionario lleva trabajando tal vez unos 15 o 20 años en la institución, ganando $400 o tal vez $500, con ese salario en este tiempo coyuntural resulta difícil sufragar todos los gastos, ¿Qué le queda a dicho funcionario en cuestión? Caer en algún acto de corrupción para que pueda llevar algo más a su casa.
En lo personal, si me lo preguntan, no puedo juzgar a aquel funcionario público que busca la manera de llevar “alguito” más a su casa. Si dicho funcionario ve que el director de la institución era un tipo de clase media y en menos de un año compra casas, autos de lujo y encima tiene mucho dinero en el banco, es más que obvio que caerá en la tentación, más aun si está comiéndose un cable.
Platón en su obra “la republica” nos habla de la importancia que tiene un funcionario público, dado el hecho que es un trabajo difícil, debe ser bien remunerado. Y en efecto, hoy día un ministro o incluso el presidente de la republica ganan mucho dinero al año e incluso gozan de un sin número de privilegios, ahora bien ¿qué hay con aquel funcionario público que su labor es sacar copias o poner sellos en algún documento? Nadie se acuerda de él.
A mí me causa mucha gracia ver un comercial que hable sobre la corrupción, en dicho comercial una señor se aproxima hacia la ventanilla donde esta una funcionaria, el señor le entrega unos documentos para un trámite y la funcionaria le responde que ese trámite tardara dos semana (o algo así,). El señor le dice que si sería posible agilizarlo un poco, mientras deja caer algo de dinero sobre el mostrador. La funcionaria indignada por el soborno hace un escándalo y la moraleja del comercial es que hay que decirle “NO” a la corrupción y que nosotros como ciudadanos debemos evitar sobornar a un funcionario público. La campaña me parece una buena iniciativa, pero ¿por qué no comenzamos por los mandos medios y los altos funcionarios del gobierno? Comprobado esta, cuando no tienes nada, quieres un poco, cuando tienes un poco, quieres más, y cuando tienes más, LO QUIERES TODO.

Como dije anteriormente, no puedo juzgar (aclaro que igual está mal desfalcar las arcas del Estado o sacar provecho de su posición para obtener dinero del público) a aquel funcionario de $400 mensuales que busca la manera de llevar algo extra a casa para sus hijos, pero si a aquel director de institución, ministro o incluso presidente de la república, que a pesar de ganar un buen salario y te gozar de un sin número de privilegios; busca la manera de como desfalcar las arcas del estado. No es moral ni ético. Ambos roban, no se discute, pero el funcionario de $400 al mes roba por necesidad; el alto funcionario roba porque quiere ser millonario.

Es necesario mejorar las condiciones de trabajo, salario y beneficios para los funcionarios públicos, que los más altos directivos den el ejemplo, crear conciencia sobre la importancia de ser un funcionario público y sobre resaltar el aspecto humano en el trabajo.