domingo, 2 de abril de 2017

Equilibrio entre familia y desarrollo profesional: ¿es posible alcanzarlo?


E
n estos últimos días he visto una gran cantidad de publicaciones sobre el tema. Mucho se debate sobre qué edad es considerada como “apropiada” para casarse y tener hijos, lo que trae e mi mente una serie de interrogantes.

La misma sociedad ha creado como una especie de check list de cosas que debes hacer para considerarte una “persona de éxito”; tales como graduarte de la escuela, ir a la universidad, estudiar una maestría, un post grado y luego un doctorado, tener un trabajo cuyo salario sea de 4-5 cifras para luego tener tu propio negocio. Luego que has alcanzado todo eso (quizás para entonces tengas entre 35-40 años) entonces viene la familia. Lo preocupante es que ahora anteponemos el éxito profesional y laboral por encima de la familia, no me mal interpreten, no pienso tampoco que sea correcto tener 21 o 22 años con tres o cuatro hijos, pues eso va en contra de la planificación familiar, además de ser un acto de irresponsabilidad. Solo pienso que cada persona debe ser libre de decidir en qué momento desea tener una familia y que se logre ese equilibrio entre la familia y trabajo. Si el trabajo en exceso es malo, créame que la familia en exceso esta también por la misma línea.

Muy joven, muy malo.

Hace algún tiempo atrás aborde un taxi pues me dirigía a realizar algunas diligencias. El taxista me comentaba que tenía 43 años y se sentía tranquilo, pues sus dos hijos ya eran mayores, una acababa de terminar la universidad y tenía empleo, mientras el otro estaba por terminar la universidad. Decía que el haber tenido sus hijos a tan temprana edad fue terrible, pues no pudo experimentar muchas de las cosas que los jóvenes hacen, precisamente por tener que trabajar y luego llegar a casa a cuidar a sus hijos, cambiar pañales y demás. En pocas palabras, sus familiares y amigos le decían que había tirado su juventud al caño por haber tenido hijos. No obstante, con una mirada diferente, dice que no se arrepiente, pues se siente aun joven y con mucho por vivir. Le da pena ver amigos de su misma edad llevando hijos a la escuela y ya sin fuerzas para correr o jugar con el niño en el parque.

Muy viejo, muy malo.

Conversando con una amiga, me comentaba que su tía acababa de tener un bebe. Esta amiga está casi llegando a los 30, así que podrán imaginarse que edad ha de tener su tía. La señora se enfocó por más de veinticinco años en su carrera profesional, y pasados ya los cuarenta, sintió que era el momento perfecto para tener una familia. Lamentablemente su cuerpo ya no era el mismo de hace años y su médico le dijo que era posible quedar embarazada a esta edad. Fue un duro golpe para ella, y sobre todo para su esposo, pues muchas de sus discusiones se debían al hecho que él deseaba tener hijos, mas ella siempre lo postergaba. Ahora que era el “momento ideal” para ella, ya no era posible. Afortunadamente la ciencia está muy avanzada y utilizaron el vientre de otra mujer, para poder tener él bebe.

Ninguno, también muy malo.

Conozco personas que pasan de los treinta y cinco años, que simplemente decidieron decirlo no al hecho de tener hijos. Dicen que la vida es chévere sin tantas ataduras ni responsabilidades. Estos son los más criticados, pues en algunos casos, sus círculos de amistades tienes hijos y estos llamados “amigos” sienten que no eres una persona “realizada” por el hecho de nunca haber tenido hijos. Ah y luego viene los padres, primos, hermanos y el resto de la parentela preguntando ¿y para cuando el baby? Porque así son de imprudentes.


Al final del camino, es tu propia decisión, lo que dictamine la sociedad no debe ser precisamente lo que debas hacer. Yo siento que uno debe hacer cosas que lo llenen a uno de satisfacción y logro. Que, al levantarte cada día, sientas que tu vida tiene un sentido, y no que simplemente estas vivo para completar un check list impuesto por el sistema y después morir. Valora cada cosa que la vida te da, sea algo grande o insignificante. Todo llega al tiempo adecuado para ti, quizás tu tiempo de ir a la universidad no sea el mismo tiempo que el de tus amigos, quizás el tiempo de tener hijos no sea igual al de tu vecino.