-¿Que ha pasado
contigo? , ¿Por qué ya no eres la misma de antes?-
- ¿A qué te
refieres? , sigo siendo la misma. -
- Antes eras
humilde, luchadora, gran amante, siempre tierna, mas ahora te has vuelto fría,
seca, floja y arrogante-.
-Yo no cambie,
simplemente madure, crecí como persona y como mujer. - responde ella.
- No. No
confundas los términos. Ya no eres aquella mujer de la cual alguna vez me
enamore. -
- Tú también
cambiaste Patricio, no vengas a echarme la culpa a mí de todo, fuiste tú quien
se enfocó en su trabajo, el que abandono el hogar. Tú me hiciste cambiar-.
-Lo hice para
complacer tus caprichos Mónica, pues para ti el dinero se volvió algo prioritario,
¡que tonto fui al pensar que al tener más dinero serias feliz!, todo lo
contrario, entre más dinero tienes, más quieres gastar, no eres capaz de
medirte, más aun con la difícil situación económica que atraviesa el país.
¿Acaso no te importa despilfarrar grandes sumas de dinero mientras hay niños
muriendo de hambre en los pueblos del interior de país? ¿En qué clase de
monstruo te has convertido? - le dice, con tono de reproche.
Ella solo
observa a Patricio fijamente a los ojos, no articula palabra alguna.
Patricio y
Mónica son una pareja que acaban de
cumplir dos años de casados. Fueron novios durante un largo periodo hasta que
por fin decidieron casarse.
Mónica siempre
fue un tanto vanidosa y despilfarradora de dinero, a pesar de no siempre haber
sido de buena posición económica, siempre le llamaron la atención las cosas
lujosas, a Patricio en aquel entonces no le importaba, pues a pesar de ser
vanidosa, ella era muy trabajadora, y ahorraba para complacerse en sus
caprichos. Jamás fue dependiente de ningún hombre.
Mientras que
Patricio siempre fue un muchacho trabajador, con metas claras, tener una
profesión, acumular un capital para poder formar una familia, y no es que el
dinero sea lo más importante para él, sino que está consciente que no solo de
amor y cariño se puede vivir.
Pasados algunos
minutos de silencio, Mónica se encierra en el baño a llorar mientras Patricio
se encuentra en la sala, solo y pensativo, tratando de analizar qué es lo que
pasa con su matrimonio, ¿por qué ya no es tan feliz como solía serlo? , ¿En qué
fallo? El hizo absolutamente todo para complacerla, se endeudo hasta más no
poder, e incluso sacrifico su sueño más grande de ser padre, pues Mónica le
dijo que jamás quería tener hijos, pues eso arruinaría su hermosa figura. Patricio
lo aceptó, sin embargo, aunque él se rehúse admitirlo siquiera en pensamiento,
el hecho de jamás tener hijos lo está volviendo loco.
Entre tanto,
Mónica encerrada en el baño, llora desconsoladamente y piensa ¿por qué su
matrimonio está fracasando?, ¿por qué ya no es capaz de hacer feliz a su
esposo, al cual sin duda alguna; ella ama entrañablemente?
Al cabo de unas
horas; Mónica sale del baño, y se aproxima hacia la sala de la casa, allí se
encuentra sentado Patricio, leyendo un libro, buscando de alguna forma escapar
de la triste y penosa realidad que lo consume, a través de la literatura. Gran
fanático de las novelas de suspenso y drama, aunque también disfruta de la
poesía.
Ella se aproxima
al sillón donde Patricio esta y el al ver a su amada esposa, se levanta y le da
un gran abrazo.
- ¿Tienes hambre
mi amor? Ya voy a preparar la cena. -
- No, no tengo
hambre, solo quiero estar contigo. A tu lado no necesito más nada-
-No me gusta que
estemos peleando tanto. Por favor perdóname. -
-A mí tampoco me
gusta que estemos peleando, y perdóname tú a mí, fui muy duro contigo, tú sabes
que te amo más que a nada en esta vida, y lo único que quiero es que seas
feliz. -
- Yo también te
amo, la verdad es que ambos fallamos, ambos hemos cometido errores.
- Es cierto, y
ambos podemos salir adelante. Juntos.
Luego de aquella
conversación, Patricio y Mónica se fueron a dormir. A pesar que las peleas
entre ellos cada vez se hacían más constantes, siempre terminaban
reconciliándose. Ya sea que él la llamara a ella o ella lo llamara a él. Están
ambos hechos el uno para el otro.
Patricio y
Mónica se conocieron en el trabajo, la química entre ellos no fue instantánea,
pues Mónica siempre tenía sus reservas en cuanto a salir con alguien del
trabajo, siempre pensó en eso como algo poco ético y que se prestaría a
habladurías.
Luego de
comenzar a tratar a Patricio, ella comenzó a gustarle mucho su compañía, a tal
punto que él se quedaba a esperar a que ella saliera de su turno para
acompañarla hasta su casa. Ella vivía cerca del trabajo y mientras caminaban
juntos, siempre conversaban de diversos temas, un tanto profundos y otros
simplemente demasiado tontos. El la
hacía reír con las cosas que decía.
Siempre caminaban juntos, y luego de despedirse y cada quien irse a su
casa, seguían conversando vía mensajería instantánea y otras veces por
teléfono, por horas y horas, Mónica es muy inteligente y culta, domina muchos
temas. Por alguna extraña razón ambos sentían que podían contarse cosas
mutuamente, incluso, secretos que no se atrevían a confesar con nadie. Fue
entonces cuando la química comenzó a fluir entre ambos, él le escribía poesía y
ella estaba completamente encantada con él, de modo que comenzaron a salir
juntos.
Mónica es una
mujer de estatura media (entre 1.58 a 1.63 metros aproximadamente), ojos cafés,
piel blanca y cabello rubio. Siempre elegante en el vestir, es la envidia de
todas las mujeres en su trabajo, pues lo que sea que se ponga, le queda
perfectamente bien. Resalta su hermosa figura.
Patricio es un
tipo bastante alto (1.80 m), de cabello castaño, y tez trigueña. Un tanto
sobrio en el vestir, siempre de saco y corbata, pues ahora es dueño de su
propia empresa. Cuando él y Mónica trabajaban juntos, solía ser bastante casual
en su modo de vestir.
A la mañana
siguiente, Patricio se encuentra sentado en el comedor desayunando,
generalmente se levanta temprano, es un viejo hábito que aún conserva, a pesar
del ser el dueño de la compañía. En ese momento llega Mónica recién levantada,
ella generalmente se levanta un poco más tarde.
- Buenos días
señora Mónica, ¿le sirvo ya el desayuno? - pregunta la sirvienta.
- Si Carolina,
ya puedes servirlo por favor-
- Buenos días
Mónica, ¿cómo amaneces? -
- Estoy bastante
bien, sabes Patricio, anoche estuve pensando mucho y creo que quizás sea buena
idea esa terapia de pareja de la que me hablaste el otro día-.
-Está bien-
Responde Patricio, con una voz un tanto seca y fría.
- ¿Te pasa algo
mi amor?-
-Para nada. Todo
está bien.-
Él se levanta de
la mesa, le da un beso a Mónica, toma su saco y sale rumbo a la oficina.
Como es de
costumbre en las mañanas, un tráfico descomunal acapara las principales
arterias vehiculares de la ciudad, Patricio enciende la radio del auto para
distraerse, pues sabe que nada ganara alterándose por el tráfico. Por más que
intenta, no puede dejar de pensar en la pelea que tuvo con Mónica el día
anterior, y sobre todo en las constantes peleas que están teniendo últimamente.
En su imaginación, recuerda aquellas noches que se quedaba despierto hasta
tarde conversando con Mónica, cuando los temas de conversación parecían
interminables, cuando el al revisar su celular veía con emoción y sonrisa pícara
los mensajes que ella le mandaba. A pesar que él siente aun la misma emoción,
ya no parece ser recibido con la misma euforia de antes por parte de su esposa,
pues muchas veces durante el día él le escribe cualquier cosa, alguna palabra
dulce, un verso y el simplemente recibe un "Está bien" o un
"después hablamos", en el mejor de los casos.
Otras veces él
le escribe o llama a su celular y simplemente ella no contesta. Patricio se
siente mal pues piensa que su amada esposa no tiene tiempo para él.
Todo parece ser
más importante, menos su matrimonio...
SEGUNDA PARTE CONTINUARA LA PRÓXIMA SEMANA