martes, 2 de julio de 2019



La teología de la prosperidad y su impacto en la sociedad.


Cuando hablamos de teología de la prosperidad, nos referimos al concepto que tienes que Dios quiere que seas millonario, y que tiene cosas grandes para ti, no obstante, para alcanzar todas esas riquezas, debes dar primero para poder recibir y tener fe. Este concepto se ha hecho cada vez más notable en las iglesias protestantes, donde los lideres les dicen a sus feligreses que Dios los hará millonarios y que, para eso, deben cumplir con dar el diezmo de manera regular. 

El otro día veía yo un video donde una pastora de una iglesia protestante decía que iban a empezar a recoger las donaciones a partir de $1,000.00 en adelante y luego iban con los de $500.00. Aquellos que tenían menos de esas cantidades, debían esperar pues al parecer no eran tan importantes. La pastora hacía hincapié en que pronto esos que hacían cheques de $1,000.00 estarían haciendo luego cheques de $100,000.00 con lo que la gente se emocionaba y se animaba aún más a entregar su dinero. Con esto no quiero decir que este mal dar diezmo o limosna a la iglesia, usted al final es libre de hacer con su dinero lo que le plazca, lo que me parece interesante es como se vende ese concepto de que, para ser millonario, debes primero entregar lo que tienes, y si solamente das algunas monedas, todos se te quedan mirando cuan hombre ruin y mísero.

Es entendible que toda iglesia tenga sus gastos, por ejemplo, mantenimiento de instalaciones, suministro de energía eléctrica, salarios del personal, etc… lo que me parece inaudito es el exceso de lujos con el que viven todos estos líderes religiosos (sea protestante, católico o cualquier otra rama del cristianismo) cuando los feligreses hacen un sacrificio casi que sobre humano para poder ir a misa/culto. Sin contar el hecho que cuando vas a pedir ayuda a alguna de estas congregaciones, te dicen que hables con el pastor, y luego que vas donde el pastor, él te dice que te encomiendes a Dios.
Estas personas en su gran mayoría son de clase económica media baja y en algunos casos con bajo nivel de escolaridad, que busca un refugio en la palabra de Dios, y se encuentran con estos mercaderes de la fe. Llegue a esta conclusión, luego de ver que la gran mayoría de las iglesias protestantes están situadas en áreas de clase media baja.

¿A que nos lleva esto? A pensar que podemos comprar indulgencia como en la edad media o sentir que la religión es como una inversión, donde yo le entrego $2,000.00 o $3,000.00 al pastor, esperando que luego Dios por arte de magia me triplicara o cuadruplicara ese dinero. En ese sentido, creo que primero uno debe levantarse cada día a trabajar por lo suyo, y Dios hará que recibas la justa recompensa por tu trabajo. Si aspiras a tener miles de dólares en tu cuenta bancaria, trabaja para ello, estudia y sé un hombre honorable y si eres un hombre que cree en Dios, él verá tu corazón y te recompensara. Y si no crees en él, pues no hay problema, vivimos en un país donde constitucionalmente existe la libertad de culto, de modo que no estas obligado a creer en lo mismo que los demás, y tampoco creo que una religión o asistir a una iglesia en particular te haga ser mejor que otro. Recordemos que Jesucristo predicaba el amor.

En conclusión, los líderes religiosos y espirituales deberían incentivar a las personas a prepararse académicamente, a ser personas que se competitivas en el ámbito profesional y, sobre todo, que sean emprendedores, con un alto sentido de honestidad y ética profesional. Las religiones no son malas, malos son los hombres que utilizan la religión como instrumento para la guerra o como instrumento para alcanzar poder económico y político.