La teología de la prosperidad y su
impacto en la sociedad.
Cuando
hablamos de teología de la prosperidad, nos referimos al concepto que tienes
que Dios quiere que seas millonario, y que tiene cosas grandes para ti, no
obstante, para alcanzar todas esas riquezas, debes dar primero para poder
recibir y tener fe. Este concepto se ha hecho cada vez más notable en las
iglesias protestantes, donde los lideres les dicen a sus feligreses que Dios
los hará millonarios y que, para eso, deben cumplir con dar el diezmo de manera
regular.
Es entendible que toda iglesia tenga sus gastos, por ejemplo,
mantenimiento de instalaciones, suministro de energía eléctrica, salarios del
personal, etc… lo que me parece inaudito es el exceso de lujos con el que viven
todos estos líderes religiosos (sea protestante, católico o cualquier otra rama
del cristianismo) cuando los feligreses hacen un sacrificio casi que sobre
humano para poder ir a misa/culto. Sin contar el hecho que cuando vas a pedir
ayuda a alguna de estas congregaciones, te dicen que hables con el pastor, y
luego que vas donde el pastor, él te dice que te encomiendes a Dios.
Estas personas en su gran mayoría son de clase económica media
baja y en algunos casos con bajo nivel de escolaridad, que busca un refugio en
la palabra de Dios, y se encuentran con estos mercaderes de la fe. Llegue a
esta conclusión, luego de ver que la gran mayoría de las iglesias protestantes
están situadas en áreas de clase media baja.
¿A que nos lleva esto? A pensar que podemos comprar indulgencia
como en la edad media o sentir que la religión es como una inversión, donde yo le entrego
$2,000.00 o $3,000.00 al pastor, esperando que luego Dios por arte de magia me
triplicara o cuadruplicara ese dinero. En ese sentido, creo que primero uno
debe levantarse cada día a trabajar por lo suyo, y Dios hará que recibas la
justa recompensa por tu trabajo. Si aspiras a tener miles de dólares en tu
cuenta bancaria, trabaja para ello, estudia y sé un hombre honorable y si eres
un hombre que cree en Dios, él verá tu corazón y te recompensara. Y si no crees
en él, pues no hay problema, vivimos en un país donde constitucionalmente
existe la libertad de culto, de modo que no estas obligado a creer en lo mismo
que los demás, y tampoco creo que una religión o asistir a una iglesia en
particular te haga ser mejor que otro. Recordemos que Jesucristo predicaba el
amor.
En conclusión, los líderes religiosos y espirituales deberían
incentivar a las personas a prepararse académicamente, a ser personas que se
competitivas en el ámbito profesional y, sobre todo, que sean emprendedores,
con un alto sentido de honestidad y ética profesional. Las religiones no son
malas, malos son los hombres que utilizan la religión como instrumento para la
guerra o como instrumento para alcanzar poder económico y político.