domingo, 27 de marzo de 2016

Situación del sistema educativo panameño y jornada extendida.


Por: Jorge Morales - Franceschi

El pasado 15 de marzo se dio inicio con la llamada “jornada extendida” en ciertos planteles educativos. Esta jornada consta de 8 horas de clase.

En teoría, parece ser una buena iniciativa, pues siempre se ha conversado mucho sobre el tema que la jornada regular no era suficiente para abarcar el material que el docente debe impartir, sin embargo, surgen ciertas dudas con la llegada de la jornada extendida, y es que la infraestructura de muchos de estos planteles, son utilizadas en la mañana para escuela primaria, y en la tarde para escuela secundaria, eso aunado al hecho que muchas áreas de nuestro país, carecen de agua potable, suministro de energía eléctrica. Por ahora es solo un plan piloto que se está desarrollando, pero a luces largas, es necesario hacer varios correctivos, si esperamos que, en un futuro, esta jornada extendida se aplique en todos los centros educativos.

En otro aspecto, llama mi atención el tema del almuerzo. En muchas áreas del país (no hablo solo del interior, incluso aquí mismo en la capital), los estudiantes deben viajar por muchas horas, ya sea a pie o en autobús para llegar a la escuela, si a ese tiempo que el estudiante invierte en ida y vuelta al plantel, le sumamos las ocho horas de jornada extendida, naturalmente se hace extenuante para cualquiera. Aunque al final del camino, cualquier sacrificio vale la pena, si la meta es buena.

Ahora bien, seria inverosímil pensar que esta iniciativa va a resolver el problema actual del sistema educativo, como dice una canción “sumar tiempo no es sumar amor”, aunque le metamos más horas de clases a los estudiantes, no creo que eso vaya a resolver el tema de los fracasos y la deserción escolar, tampoco siento que una reforma educativa sea la solución. Muchas asignaturas y contenido per se, son parte de la formación integral de cualquier individuo, cultura general.

Es incoherente pensar que existe una solución única para el problema que aqueja el sistema educativo. Por lógica, si tienes varios problemas que te aquejan, lo normal es que tengas varias soluciones.

Un cambio en la metodología que emplea el educador, de modo que, en lugar de maestros y profesores, tengamos facilitadores y/o capacitadores. En lo personal, conozco muchos educadores que hacen un trabajo excepcional, como agentes de cambio, no obstante, existe cierto grupo de educadores que quizás hayan perdido ese amor por la profesión, y les da exactamente igual si el estudiante aprende o no, si, a fin de cuentas, igual le siguen pagando. Eso tiene que cambiar. Muchas veces el educador es el modelo a seguir, le achacamos la culpa al sistema o al gobierno, señores ¿Quién imparte las clases, el gobierno o los educadores? El gobierno tiene su función, la de garantizar y promover un plan de enseñanza que se ajuste a las tendencias de un mundo globalizado, el ofrecer infraestructuras y el material adecuado para que el proceso de enseñanza sea óptimo, del mismo modo que procurar el pago de manera puntual, del salario a los educadores.



El estudiante por su parte debe mostrar interés en los conocimientos que se le imparten, pero ese interés solo se consigue con una buena metodología de enseñanza, que el docente sea capaz de captar la atención del estudiante, de modo que, aquella clase que el estudiante antes veía como tediosa y aburrida, se vuelva toda una experiencia sin igual, una aventura cada día. 





sábado, 26 de marzo de 2016

Cosas que no podemos entender. Cosas que no podemos cambiar.





Es imposible decir que sabemos todo sobre un determinado tema, o que somos capaces de poder entender aquellos designios de la vida. Quizás lo que para mí resulte todo un enigma, para alguno de ustedes que están leyendo esto resulte algo sencillo. Al final del día, cada cabeza es un mundo, lleno de diversos tipos de conocimiento y, sobre todo, de experiencias.

Recuerdo cuando era niño…mi mente se transporta allá a mil novecientos noventa y siete, en aquel momento, yo no podía entender por qué mi mamá y mi papá tenían que separarse, y yo quedarme con mi mamá. Esos temas siempre suelen ser complicados de tratar a tan corta edad. Era una situación que yo no podía cambiar. No fue sino hasta mediados de mi adolescencia, que fui capaz de entender aquellas cosas que de niño no comprendía. Cuando se es adolescente, uno piensa que la vida es dura, por cualquier tontería se armaba todo un drama, digno de telenovela mexicana, y no es hasta llegar a la adultez, que nos damos cuenta que la vida de adolescente era sumamente sencilla, no había que preocuparse por ir al supermercado, pagar las facturas de electricidad, agua, Internet, tarjetas de crédito, prestamos de auto, hipoteca, etc…

La vida no acaba al ser adulto, tener un título universitario y un buen empleo, siguen llegando a nuestras vidas, más cosas que no podemos entender, ejemplo, ¿por qué alguien que dice amarte con gran locura un día, decide alejarse al otro día? o como un ateo que conocí que se preguntaba, ¿Por qué si Dios es tan grande y misericordioso, permite que gente inocente muera en guerras? Obviamente las respuestas pueden ser muchas, e irán variando de acuerdo al cristal con que se mira, el punto es que la vida es una constante curva de aprendizaje, podemos hacer la diferencia, mas no cambiar a las personas. En el ocaso de nuestra vida, seguimos aprendiendo, es muy probable que a los treinta y cinco años comprenda aquellas cosas que hoy en día, que tengo veinticuatro años, no soy capaz de entender.


En resumen, es importante aceptar aquellas cosas que no podemos cambiar, tener el coraje para cambiar aquellas que si podemos cambiar, pero lo más importante, tener la sabiduría suficiente para saber la diferencia.