Por: Jorge Morales - Franceschi
Hace poco leí la “noticia”
sobre el despido de un periodista de una prestigiosa cadena de televisión en
Estados Unidos por comentarios de corte “racista” acerca de la primera dama de
ese país. Me llamo poderosamente la atención que las redes sociales se
explotaron en comentarios tanto de apoyo y solidaridad con el comunicador social
como de repudio hacia el mismo, de tal modo que incluso salieron a relucir sus
preferencias sexuales, que ni siquiera era el tema en cuestión. Insultos y
comentarios ofensivos por doquier. He aquí la importancia de ser un tanto
comedido en relación a los comentarios que se hacen sobre una persona de alto
perfil, más aun cuando se es una figura pública.
Mi pregunta es ¿en qué punto
de la vida perdimos el respeto y la tolerancia? Si supuestamente vivimos en una
sociedad donde se respeta la libertad expresión (siempre y cuando no atropelle
el derecho de otra persona además que se haga dentro del marco del respeto),
pareciera ser que ahora nos resulta imposible expresar nuestros puntos de vista
sin insultar, gritar o avasallar a otras personas.
Otro asunto, pareciera ser que lo más mínimo que se dice
sobre un tema o sobre una persona en particular, ya eres acusado y/o tildado de
xenófobo o fascista, en ese sentido recuerdo haber publicado, hace un buen par
de meses atrás, un artículo explicando lo que el concepto de xenofobia, acá les traigo lo que las naciones
unidas entiende por xenofobia:
“Toda
distinción, exclusión, restricción o preferencia basada en motivos de raza,
color, linaje u origen nacional o étnico que tenga por objeto o por resultado
anular o menoscabar el reconocimiento, goce o ejercicio, en condiciones de
igualdad, de los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas
política, económica, social, cultural o en cualquier otra esfera de la vida
pública.”
Sobre el fascismo,
recordemos que esta corriente nació en el mundo entre guerras (1918 – 1945) el
tipo de gobierno que impuso fue el de una dictadura que abolió las libertades
individuales y colectivas; creó un solo partido político que tuvo adeptos
rápidamente entre la burguesía, como protección frente a las organizaciones
revolucionarias. Dicho de otras palabras, no era más que una postura meramente
gubernamental, una política de Estado por así decirlo, entonces ahora se ha
visto tergiversada la idea original para hacerla ver como una postura meramente
individual, cuando en verdad no fue concebida de esa manera.
Teniendo ambos conceptos
claros, lo dejo a título de reflexión personal, ¿hay de verdad fascismo y
xenofobia en Panamá y el resto de Latinoamérica?
No es hablar por hablar o
escribir por escribir, es SABER hablar
y escribir; utilizando las palabras adecuadas, de modo tal que no haya malas interpretaciones
o ambigüedades. Cabe resaltar la importancia de conocer los términos que se
emplean para expresar una idea sobre algún tema. Muchas veces queremos dar una
opinión sin ánimo de ofender a nadie, pero al no conocer el significado de los
términos empleados o el contexto per se
de cómo utilizarlos, terminamos cayendo en el irrespeto y la intolerancia, ya
sea política, religiosa, cultural, etc…
Una vez alguien me dijo que
la elocuencia es un don, si no se tiene, se puede llegar a desarrollar, luego
de muchos años de práctica y sobre todo, mucho ímpetu.
La falta de tolerancia y respeto es, y será, el cruce de
la delgada línea que existe entre la sociedad y la barbarie. Increíble es, que
estos temas sean motivo de discusión en la llamada “sociedad occidental”.