Es imposible decir que sabemos todo
sobre un determinado tema, o que somos capaces de poder entender aquellos
designios de la vida. Quizás lo que para mí resulte todo un enigma, para alguno
de ustedes que están leyendo esto resulte algo sencillo. Al final del día, cada
cabeza es un mundo, lleno de diversos tipos de conocimiento y, sobre todo, de
experiencias.
Recuerdo cuando era niño…mi mente
se transporta allá a mil novecientos noventa y siete, en aquel momento, yo no podía
entender por qué mi mamá y mi papá tenían que separarse, y yo quedarme con mi
mamá. Esos temas siempre suelen ser complicados de tratar a tan corta edad. Era
una situación que yo no podía cambiar. No fue sino hasta mediados de mi
adolescencia, que fui capaz de entender aquellas cosas que de niño no comprendía.
Cuando se es adolescente, uno piensa que la vida es dura, por cualquier tontería
se armaba todo un drama, digno de telenovela mexicana, y no es hasta llegar a
la adultez, que nos damos cuenta que la vida de adolescente era sumamente
sencilla, no había que preocuparse por ir al supermercado, pagar las facturas
de electricidad, agua, Internet, tarjetas de crédito, prestamos de auto,
hipoteca, etc…
La vida no acaba al ser adulto,
tener un título universitario y un buen empleo, siguen llegando a nuestras
vidas, más cosas que no podemos entender, ejemplo, ¿por qué alguien que dice
amarte con gran locura un día, decide alejarse al otro día? o como un ateo que conocí
que se preguntaba, ¿Por qué si Dios es tan grande y misericordioso, permite que
gente inocente muera en guerras? Obviamente las respuestas pueden ser muchas, e
irán variando de acuerdo al cristal con que se mira, el punto es que la vida es
una constante curva de aprendizaje, podemos hacer la diferencia, mas no cambiar
a las personas. En el ocaso de nuestra vida, seguimos aprendiendo, es muy
probable que a los treinta y cinco años comprenda aquellas cosas que hoy en día,
que tengo veinticuatro años, no soy capaz de entender.
En resumen, es importante aceptar
aquellas cosas que no podemos cambiar, tener el coraje para cambiar aquellas que si podemos cambiar, pero lo más importante, tener la sabiduría suficiente para
saber la diferencia.