viernes, 17 de febrero de 2017

¿Cómo saber que vives bajo una dictadura?



De un criollo a un conocido, que no hay peor ciego que el que no quiera ver, pues aquel que se miente a sí mismo, desarrolla la labia, para mentirle a otros, incluso aquellos que se jactan de gran sapiencia.

En una conversación profunda con su mulata, de esas conversaciones que el vulgo considera aburridas, y la gente “culta” las tilda de bizantinas, ella le pregunta ¿cómo sabes que vivimos bajo una dictadura?, - ¡oh! Amor mío, es muy simple- responde. Cuando te das cuenta que el gobierno te dice que puedes comer y que no; cuando el gobierno te dice que tipo de música puedes escuchar y cual no; cuando el gobierno decide que canales de televisión puedes ver y cuales no; cuando el gobierno te dice que libros puedes leer y cuales no; cuando el gobierno decide que puedes estudiar y que no; cuando el gobierno te dice si puedes o no salir de tu país; cuando el gobierno te dice a qué lugares dentro de tu ciudad puedes ir y a cuales no; ciertamente vives oprimida bajo una dictadura. Naturalmente ella se entristeció un poco al darse cuenta cuan crueles eran las palabras de su amado. Crueles, pero ciertas.  Quien te ama de verdad, no te miente. Basado en esa lógica, podemos decir con propiedad, que el criollo ama a su mulata.

Lo triste es que como cada cuatro/cinco/seis/siete años (dependiendo de qué país hablemos) ejerces tu llamado “derecho” al voto, sientes que vives en democracia. La democracia va mucho más allá de un mero trámite, ¿Dónde queda aquel ciudadano fiscalizador de la cosa pública? Aquel que participa activamente en las decisiones trascendentales, su voz solo cuenta para las redes sociales y para firmar peticiones en change.org, típico pensamiento de generación Y ( también conocido como millenials), solo se queja detrás de las redes sociales, se siente machito detrás de un ordenador, pero a la hora de salir a las calles y hacer la verdadera revolución, allá se queda calladito, pues alega que su gobierno tiene un ejército y estamentos de seguridad muy poderosos, y se siente indefenso ante ellos. Cabe resaltar que aquel ejercito a cuál el teme, cumple su función a carta cabal, la intimidación hacia un pueblo que solo busca ejercer su derecho inalienable a vivir en paz.

¿Qué es la paz? Según el gobierno dictatorial, es cuando nadie se queja por alguna mala decisión del gobierno; y todos viven en aparente “armonía”, con el salario que el gobierno decidió que debes tener, sin importar cuales sean tus competencias académicas o profesionales, jamás podrás aspirar a mas, pues si lo haces, no eres más que un burgués, que cree que el mundo gira en torno a si mismo. Recordemos que el gobierno es manejado por hombres (hombre en términos de especie y no de género, no sea que las grandes defensoras de los derechos de la mujer se den por aludidas), como tal, el hombre no es perfecto, es perfectible. Siempre habrá de basarse en ensayo y error. Dicen que es de humanos errar, mas es de sabios enmendar aquellos errores cometidos. En ese sentido, si el gobierno en cuestión se autodenomina “perfecto”, ¿Cómo ha de ser perfecto un gobierno que está regido por seres imperfectos?


Ese mismo criollo me pide opinión sobre el tema, ¿Qué puede hacer si el gobierno de su país es incapaz de brindarle las garantías individuales? Ese mismo gobierno que avasalla sus derechos humanos, cuya inseguridad se ha vuelto cosa del diario vivir. Me rio frente a él, no de la situación actual de su país o de su mediocre gobierno elegido “democráticamente”, sino del sarcasmo en sus palabras, cual sarcasmo que muchos no fueron capaces de descifrar. No podríamos culparlos, pues dicen que el sarcasmo es el tipo de humor de la gente “inteligente”. Le pagué con la misma moneda, y le dije: vente acá a Panamá y contribuye al “turismo”.