Por: Jorge Morales-Franceschi
“Puente
del mundo, corazón del universo, las aguas del atlántico y las aguas del
pacifico, uniendo dos mares; para el comercio mundial, llena de regocijo y
jubilo, mi corazón al saber,
Que
un día especial, día quince del octavo mes del año 1914, se inauguró,
Esta
magna obra de la ingeniería, fueron muchos años de trabajo, esfuerzo y
sacrificios, muchos que dieron alma, vida y corazón, por la realización de ese
sueño, aquel que muchos pensaron; que no sería posible, aquel sueño que los
franceses, no pudieron hacer realidad, cien años después, yo como panameño, a
pesar de no haber movido piedra alguna por ver ese sueño realidad, me siento
orgulloso de lo que el canal de panamá representa hoy día, pero más orgulloso
me siento, de aquellos panameños que si contribuyeron a la realización de ese
sueño, y más aun de aquellos extranjeros que vinieron al istmo en busca de
oportunidades; a ellos, mis respetos yo les doy”.
Quise comenzar con un
pequeño poema que escribí sobre el canal, precisamente, por cuanto es tanta la alegría
que mi corazón siente, al ver que el canal de panamá, es una importante ruta de
transito comercial a nivel mundial, cumple 100 años desde su inauguración; me resultaba
imposible no dedicarle algo especial, no por la infraestructura en sí, más bien,
por lo que dicha infraestructura representa.
La idea de la construcción
de una vía interoceánica por el istmo de panamá data desde la llegada de los
españoles, en aquel tiempo, se pensó en la oportunidad de la construcción de
una vía interoceánica, con el objetivo de mejorar e incrementar el comercio
entre América, la corona española y el resto del mundo.
Los escoceses, también
realizaron algunos estudios en relación a la posibilidad de la construcción de
una vía interoceánica, hicieron muchas expediciones e incluso fundaron una
colonia en el Darién. Este proyecto fue abandonado en el año 1700 debido a las
condiciones adversas que allí encontraron, las enfermedades y la falta de
recursos económicos para emprender un proyecto de tal envergadura.
La idea de la construcción
del canal a través del istmo se mantuvo en suspenso durante algunos años, hasta
que el ingeniero francés Ferdinand
de Lesseps presenta un
proyecto para la construcción de un canal a nivel, similar al que había realizado
en Suez hace algunos años. El gobierno de la gran Colombia otorga la concesión
para la construcción del proyecto. Lamentablemente, debido a los altos costos,
las enfermedades y lo difícil que eran los trabajos sobre ese terreno, la compañía
cayó en quiebra y fue absorbida por el ingeniero en jefe de la obra Philippe-Jean Bunau-Varilla. Este sin ningún
apoyo económico, recurre al gobierno de Estados Unidos en busca de
financiamiento. Diez años después, y luego de pasar por muchos obstáculos, el
sueño se vuelve una realidad.
El canal de Panamá,
debido a que fue financiado por el gobierno de los Estados Unidos, se
encontraba bajo la administración de ellos. Fueron muchas las luchas de reivindicación
social, protestas y muertos, aquel fatídico suceso del 9 de enero de 1964 que
termino con la ruptura temporal de las relaciones diplomáticas entre Panamá y
Estados Unidos; jamás lo podemos olvidar de nuestra historia. No fue sino hasta
1977 con la firma de los tratados Torrijos-Carter, que se consigue la reversión
del canal a Panamá, para el 31 de diciembre de 1999. Desde esta fecha, se
encuentra bajo la administración panameña. La ACP (Autoridad del canal de Panamá)
es la entidad encargada de la administración de la vía interoceánica.
Hoy día, podemos
decir, que el canal de Panamá, es de suma importancia, no solo para nosotros los
panameños, sino para el mundo entero, y en marco de sus 100 años de inauguración,
debemos felicitar a todos aquellos trabajadores, que con su granito de arena,
hacen que el canal funcione perfectamente y sea una de las rutas comerciales marítimas
más importante del planeta.
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