domingo, 17 de agosto de 2014

Sobre la educación, acceso a la información, estupidez e ignorancia.



Por: Jorge Morales-Franceschi



Me llama poderosamente la atención, una serie de situaciones que veo al alrededor, en un mundo con tanto acceso a material didáctico y cultura, surge la pregunta, ¿es aceptable ser ignorante o ser estúpido en el mundo de hoy?

 

Antes que todo, es importante conocer las diferencias entre estúpido y un ignorante. Un ignorante es aquella persona que desconoce un tema en particular, en muchos casos (salvo algunas excepciones), se abstiene a opinar de dicho tema y   detenidamente para aprender y posterior a ello investiga por su cuenta y saca sus propias conclusiones; como todo ser racional.

El estúpido, es aquella persona que desconoce un tema en particular, y aun así, opina y debate sobre el mismo, no teniendo la más mínima idea de lo que está hablando y de paso, colmando la paciencia de aquellos que lo rodean.

Cabe resaltar que no es lo mismo estar educado a estar informado, la información no necesariamente nos hace personas inteligentes y cultas, tampoco el hecho de haber leído muchos libros o tener un sin número de títulos universitarios. Yo en particular, he conocido personas con muchos títulos académicos, de cierto poder adquisitivo e incluso con puestos de jerarquía en el gobierno, y no son personas para nada educadas, muy por el contrario, más groseras y antipáticas no pueden ser. Del mismo modo he tenido la oportunidad de compartir con personas que ni siquiera ostentan un título de bachiller, y son personas con las que da mucho gusto y placer conversar.

En mi opinión personal, y sé que quizás muchas personas me criticaran, me parece que; en un mundo tan globalizado como en el que vivimos, cosas como la ignorancia y la mediocridad no son ya aceptables, es natural que todos seamos ignorantes de muchos temas, pero está en nosotros mismos el decidir si queremos cambiar eso o no. Hay muchas cosas que yo en particular desconozco y quizás muchos de ustedes que me están leyendo puedan ilustrarme, del mismo modo existen sin número de temas que domino a la perfección y de los cuales podría compartir con ustedes.  El punto es, que nadie nació sabiendo la verdad absoluta, pero no por eso, nos quedaremos viviendo en las tinieblas. Antes, y yo sé que muchas personas que tengan más de cuarenta o cincuenta años lo podrán corroborar, era más difícil realizar una investigación, era necesario ir a la biblioteca nacional, leer varios libros, para luego sentarse en una máquina de escribir y redactar un trabajo de calidad. Ahora, tenemos la biblioteca más grande del planeta, el internet, tenemos acceso a información de todo tipo con tan solo un click, y en cuestión de segundos podemos incluso, conseguir la investigación deseada.

He aquí el motivo, por el cual considero, que no es entendible ser estúpido, por ejemplo, si un profesor imparte clases y dicho profesor utiliza algún termino que es desconocido para mí, y quizás por muchas de la clase, tengo dos opciones, una seria levantar la mano  pedirle al profesor que explique el significado de dicho termino, y la otra seria anotar el termino y llegar a casa e investigar que significa. Es muy probable que muchos se vayan por a segunda opción, ya que por temor a ser tildado de “estúpido e ignorante”, se mantendrá callado. Lo cual está mal, pues como he expuesto anteriormente, no es lo mismo ser estúpido a ser ignorante.

Veámoslo ahora en retrospectiva, tomemos el mismo ejemplo del profesor que imparte la clase, un estudiante, (que no tiene ni la más mínima idea de lo que está hablando el profesor o cree tener más o menos una idea del significado de dicho término), decide levantar la mano y comenzar a discernir sobre ese tema. El profesor, naturalmente tendrá dos opciones, explicarle mediante conceptos, juicios y razonamientos claros y coherentes que se encuentra equivocado o bien perder la paciencia y decirle que está equivocado y exhibir al estudiante en frente de la clase.

Hubiese sido más sencillo para aquel estudiante simplemente, tomar las herramientas tecnológicas a su alrededor y buscar el significado de dicho termino. Ahora, también es importante entender que en pleno siglo XXI también existen personas que no tienen acceso a ciertas plataformas tecnológicas, personas que residen en áreas rurales y demás. Naturalmente, el acceso a una educación se hace un poco más complicado, más no imposible, querer es poder. Yo hago énfasis en aquellos que viven en la ciudad, con acceso a todas las comodidades, y aun así, prefieren vivir en la ignorancia, so pretexto que, “muchas de las cosas que se aprenden no las llegaran a utilizar jamás.

Esto me llevo, a otra reflexión, si bien es cierto, en muchos países tercermundistas, al gobierno no le conviene tener gente educada, gente que sea capaz de investigar y cuestionar sobre las decisiones que se toman. En ese sentido, analizo lo siguiente, el costo económico de tener a una persona sin educación vs el costo de educar a un individuo.

En otras palabras, ¿cuánto cuesta un bolígrafo y un cuaderno vs cuánto cuesta un arma y una bala? Realizando algunos cálculos sencillos, es fácil llegar a la conclusión que resulta más factible educar al individuo en lugar de alienarlo del sistema educativo y a continuación aclaro el motivo de mi conclusión.  Como Estado (no hablemos en términos de gobierno), me ahorré el costo económico que representaba ese individuo en el sistema, ahora bien, ¿cuánto me va a costar ahora hacerle frente a ese ciudadano que le negué la posibilidad de estudiar y superarse, y ahora es un delincuente? Ahora, el costo económico es mayor, pues debo armar a la policía para que le hagan frente a esos criminales, una vez arrestados, deben ser juzgados y muchas veces es un proceso largo y tedioso; además, debo construir cárceles para que dichos antisociales purguen su condena, y para sumarle, como Estado, es necesario proveerle alimento, acceso a la salud y programas de resocialización.

 

Todo esto se hubiese podido evitar si el Estado como ente regulador garantizara la educación de alto nivel.

En resumen, cada quien tiene la “libertad” de decidir si se educa o no, el Estado debe asegurarse que esa educación de primer nivel llegue a todos los ciudadanos por igual, y el individuo como tal, pueda tomar la decisión que mejor estime conveniente, que al menos tenga las opciones.

 Para terminar, los dejo con esta cita del sabio filósofo griego Aristóteles, cual he convertido en parte de mi filosofía de vida:

 

“Somos lo que hacemos repetidamente, por lo tanto, la excelencia no es un acto, sino un hábito”.

 
 


 

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